Nunca sabemos qué nos puede deparar el futuro o qué nos puede llevar hasta él. Una frase, una simple palabra, escoger una dirección en vez de otra para llegar a algún lugar...pueden determinar dónde acabaremos. Y eso es lo interesante ¿No creéis?
Estoy segura que si mi madre me
viera ahora mismo estaría muy orgullosa
de mí. Siempre decía que nunca iba a llegar a nada en la vida. Que perdía mucho
el tiempo yendo de árbol en árbol. En mi tierra, no se dice de flor en flor.
Esa expresión la dejamos para los más débiles. Pero mira, precisamente por ir tanto de árbol en
árbol, ahora estoy en un sitio
privilegiado. Y es que nunca sabemos lo que el futuro nos puede deparar. A mí
me ha deparado a este maravilloso laboratorio donde entre unos cuantos estamos
intentando encontrar la cura para el virus que amenaza con diezmar la
población. Otra que se equivocó conmigo fue mi profesora. Que andaba demasiado
por las ramas y que no me centraba en
nada. Pues aquí estoy, ayudando a grandes científicos. Y lo hago desde mi jaula.
Por cierto, me llamo Rita y siempre
he sido muy mona.
A los profesores nos debían de exigir el don de la adivinación. Bueno, no exactamente, sería la excusa perfecta para condenar nos a la hoguera por brujos. Mejor, sigamos con la atenta mirada y la capacidad de escuchar atentamente a los que se sientan delante.
ResponderEliminar