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domingo, 25 de octubre de 2015

Cuanto más trabajo hay, más pobres somos.





Como ya os he comentado en otras ocasiones, no soy analista ni tan siquiera entendida en el mundo del politiqueo patrio. Pero hay cosas donde no es necesario ser un entendido, para comprender que nos están vendiendo una moto; y no precisamente la de Marc Márquez. Sino una moto baratera a precio de Valentino Rossi.
España no va bien. Se empeñe quien se empeñe en decir lo contrario. Generalmente, los empeñadores son esos seres que nos gobiernan. Esta gente se aplaude y se dan palmadas en la espalda, cual monos de zoo, cuando las estadísticas dicen que hay menos paro. Y ahí se quedan. Pero la realidad es que hay menos paro, pero más pobres. ¿Y esto como puede ser? Muy sencillo, mis queridos bípedos pensantes. Hay más gente trabajando, pero cobrando un sueldo de miseria.
   Quizá a estos mandamases se les haya olvidado que la gente trabaja para poder vivir, no para estar entretenidos. Que para eso ya están los hobbies.
Vivimos en un país donde cada vez se le exige más a la clase trabajadora para ser eso, trabajadora; y menos a los empresarios.
   El gobierno aplaude a cualquiera que monta una empresa y "rescata" de las listas del paro a unas cuantas personas. Le da igual en qué condiciones. Lo único que cuenta es que su lista de "malditos parados" vaya menguando. Y la realidad es que a medida que crecen los trabajadores aumentan los pobres. ¿Raro? No, esto es España. Aquí los empresarios disfrutan llevando una vida de jeques árabes mientras sus huestes de asalariados apenas pueden vivir. Es una imagen de lo mas tercermundista, pero a ellos se la suda. En el fondo, la mayoría de los empresarios de este país está compuesto por unos sátrapas hedonistas, donde lo único que les importa es su bienestar. Ellos están arriba y el resto abajo; ¡que se jodan!



Y mientras la sociedad se empobrece, ¿qué hace nuestro gobierno? Pues básicamente mirar a otro lado y maquillar la realidad. Hay que reconocer que como estilistas son de lo mejorcito. Aunque aún les queda mucho trabajo para maquillar a su líder y presentarlo como un ser inteligente y resolutivo.
Nuestro "querido" Mariano ha ido de mal a peor. Su ya escaso carisma ha ido mermando hasta llegar al submundo.
A veces me da por pensar, cómo un tío tan "supuestamente" espabilao como Aznar, pudo elegir como sustituto a un ser tan anodino como nuestro actual presidente. Y mi imaginación me lleva a deducir que quizá Chema conocía las tropelías del que era su segundo, Rodrigo Rato, pero que le daba reparo decir nada a la justicia, porque quizá muy cerca de él, casi en su vida familiar, se podía encontrar con gente con los mismo reparos que su vicepresidente, a la hora de meter mano, a lo que no era suyo.
Pero vamos, todo esto es...supuestamente.
Al igual, que supuestamente este cambio de hora, es para ahorrar energía. Yo sinceramente no lo noto. Para mí es tan cara con una hora de adelanto que con una hora de retraso. El retraso que se piensan que tenemos los contribuyentes...
Y no quiero seguir con más, porque me solivianto y me viene fatal para el cutis. Y ya solo me faltaba que encima que los de arriba son los dueños de mi bolsillo, lo sean también de  mi pellejo. ¡Y por ahí no paso!

Pequeños relatos de una bloguera aficionada



Con este pequeño relato comienzo una nueva andadura, sin dejar lo demás, por supuesto, en el blog. 
Se trata de ir escribiendo pequeños relatos misceláneos. No habrá ningún hilo conductor. Todo será capricho de mi imaginación o de la imaginación de quienes quieran participar en este apartado. 
Sin más dilación os presento: 

                                                    EL AUTOBÚS


Era una de esas frías, húmedas y desapacibles mañanas invernales, donde lo que menos apetece es salir de la cama; sin embargo ella  sonrió cuando sonó el despertador y siguió con cara de felicidad bajo la ducha, desayunando y maquillándose.
Estaban a punto de dar las 7:00 cuando salió del portal y se dirigió con pasos rápidos hasta la parada del autobús. Era cabecera de línea y ella la primera y única pasajera de esa parada. Él ya estaba allí. Fumando y con la cara de pilluelo que le caracterizaba. Cuando ella se acercó él tiró el cigarro, pulsó el botón de apertura de puerta y ella subió delante de él contoneando el trasero. Sabía que él lo estaría mirando. Se sentó donde era su costumbre. En el asiento  más cercano al conductor. Él solo tenía que girar un poco la cabeza para verla. Y esa mañana vio que ella no llevaba bragas.

domingo, 11 de octubre de 2015

Penny Dreadful, el gótico-victoriano se hizo serie....


Hoy toca crítica serial, de serie que no de seria. Con Penny Dreadful las risas están olvidadas, pero no las emociones, las sensaciones....en Penny Dreadful puedes disfrutar del misterio, de la sensualidad, del morbo...de unas imágenes maravillosas y una música envolvente. 
Pero ya es hora de que me calle y hable nuestra crítica, Paloma Muñoz. Léanla y disfruten.




PENNY DREADFUL. SEGUNDA TEMPORADA

HORROR Y POESÍA




A mediados del mes de julio finalizó la segunda temporada de Penny Dreadful y, en medio de sudores, calor, y una supermegaexpectación, pude asistir al final de la segunda temporada de esta serie inenarrable y que supera a la primera en efectos gore-shock, porque hay escenas que son eso: muy gores y muy traumáticas que no voy a describir.
A lo mejor, yo estoy exagerando, y la cosa se reduce a una confrontación entre héroes-antihéroes con el cielo y el infierno a sus espaldas, contra seres sobrenaturales que desean esclavizar a la Humanidad y que van rumiando su maldad, crueldad y abominables prácticas a lo largo de los diez capítulos.
Pero hay momentos muy alucinantes de este desparrame ―cada vez más suculento― que han dejado una profunda huella en mi gótico espíritu.
Ya comenté en alguna ocasión que Penny Dreadful no se priva de nada.
Hace bien el creador de la serie, John Logan, ya en harina, vamos a por todas y que salga el sol por Antequera. No sé si saldrá el sol por Antequera, pero a mí me ha salido un enganche espectacular. Sobre todo por el personaje de La Criatura que interpreta como Dios, el adorable Rory Kinnear.
Pero también por otros personajes que ofrecen una visión del Londres victoriano y de la sociedad de esa época, de una forma distinta, original y muy estimulante.
El afeminado egiptólogo, Sir Ferdinand Lyle, interpretado con alma y elegancia por el gran histriónico Simon Russell Beale, resulta un personaje que se te hace profundamente simpático.
Su evolución junto con La Criatura, que en esta segunda temporada se hace llamar John Clare como el poeta inglés, es de lo más gratificante y emotivo que he visto hasta el momento.
Una enorme Helen McRory que está maravillosa como Evelyn Poole, que sirve a un poderoso señor, ofreciéndole sacrificios de recién nacidos a cambio de una inmortalidad que se le antoja poderosa y triste a la vez.
Vudús, muñecos de cera de aspecto diabólico, una mansión muy apropiada para pasar un fin de semana en Halloween y el pandemónium de brujas capitaneadas por la hija de la señora Poole, la bella, cruel y perversa Hécate, cuyo nombre evoca oscuridad y terror.
Un siniestro museo de cera que no es precisamente el Museo de Madame Tussaud y que depara sorpresas al poético John Clare.
La novia de La Criatura, bautizada por “el buen doctor” como Lily, la flor de la vida y el renacimiento, que traerá ―se supone― consecuencias funestas para la Humanidad, si no se le
pone freno, junto con su “asociado y amante inmortal” Dorian Gray, un personaje fascinante, y que en manos de Reeve Carney, pierde mi interés
El desdichado Ethan Chandler, convertido, muy a su pesar, en un lobezno que asesina indiscriminadamente y que siente un profundo amor y admiración por la señorita Vanessa Ives.
Y mientras asistimos a sobrecogedoras escenas sangrientas, espeluznantes y traumáticas, nos adentramos en un ambiente caldeado por las velas y las llamas de los braseros en la penumbra bajo las vías del tren, refugio para los desheredados, los enfermos, los mendigos y los apestados de una sociedad cruel que nada en la abundancia, ahogando en la miseria a los que no tienen nada, escuchamos la cálida voz de John Clare charlando con Vanessa Ives en unas memorables escenas que te envuelven el corazón.
Kinnear recita con sentimiento unos versos de John Clare:
Soy
“Soy –aunque a nadie le importe ni lo sepa–; los míos me huyen como a un mal recuerdo; yo solo me consumo por mis penas.”
Y el poema de William Blake:
“Para ver el mundo en un grano de arena
Y el cielo en una flor silvestre
Abarca el infinito en la palma de tu mano
Y la Eternidad en una hora.”
Mucho horror y mucha poesía.





Paloma Muñoz