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jueves, 30 de noviembre de 2017

MARIE








            



       Autora: Mariola Díaz-Cano Arévalo

        Editorial: Ediciones Atlantis

        ISBN: 978-84-947868-2-2









Enfrentarse al texto de una persona conocida, a la que tienes cariño, siempre da un poco de aprensión y por qué no, inquietud. ¿Y si no me gusta? ¿Qué le digo si me pregunta? Tendré que inventarme algo que no la haga sentir mal, pero a la vez tampoco quiero engañarla. Sin embargo, todos estos pesares de crítica novata no se han dado en el caso de “Marie”; y por supuesto, todo lo que salga de mi pluma, bueno, tecla, será la verdad y nada más que la verdad. Sin paños calientes.

Ya me habían hablado  de “Marie” antes de publicarla. Todo eran críticas favorables y yo he de reconocer que cuando me hablan mucho y bien de algo, tiendo a recelar. ¡Error!!!! A veces todos aquellos que dicen que algo está bien, tienen razón.

Pero pasemos al meollo de la cuestión. Y ese meollo son los dos protagonistas: El francés y Marie. A priori son dos personas completamente diferentes, con poco o nada que ver. Un exconvicto buscando venganza y una joven enfermera que quiere iniciar una nueva vida al otro lado del país. Él quiere verse las caras con sus compinches, esos traidores que le vendieron, y ella quiere reencontrarse con la hermana que por  motivos del pasado, no pudo disfrutar como le hubiese gustado.

A priori él es un tipo duro, de dudosa moral y ella una mujer frágil e inocente, sin embargo durante el viaje en el que los acompañamos nos damos cuenta que ni uno es tan duro, ni la otra tan inocente. ¡Qué bien nos habías engañado, Mariola!

Ella sabe perfectamente lo que quiere y él, el tipo duro, se ablanda y tiembla ante unos sentimientos que nunca había tenido. Sin embargo, el destino es caprichoso y no conoceremos hasta el final del camino si estamos ante una pareja que tras la pasión se olvidan una vez que llegan a destino, o su destino es estar juntos. Solo puedo desvelaros que el final es sorprendente, pero no pienso deciros más. ¡Leedlo!

La lectura es fácil, ágil y con toques de guión cinematográfico. Casi puedes ver en tu mente los fotogramas y aunque no hay descripción física detallada de los protagonistas, no es difícil imaginarlos. En mi cabeza ya tenía decidido qué actores protagonizarían la historia. Y es que la autora sabe elegir las palabras correctas para transportarnos a lugares tales como Las Rocosas, Salt Lake City, Sacramento…

Sus descripciones son breves y concisas, como pinceladas. Los personajes secundarios no aparecen tan solo como adorno, son importantes para conocer la profundidad de los protagonistas. El narrador tiene voz masculina, algo curioso siendo la autora una mujer; sin embargo, hasta donde puedo llegar, creo que ha sabido  meterse en la mente y sobre todo en el corazón del macho alfa. Y es que en el fondo, hombres y  mujeres no somos tan distintos.

Solo puedo deciros que no os hace falta equipaje para iniciar este viaje. Lo que necesitéis siempre lo podréis encontrar durante el trayecto. Porque lo importante son las paradas…y menudas paradas.  

domingo, 26 de noviembre de 2017

5 pasos para hacer feliz a un hombre


¡Ay, los hombres!..esos animalillos que pululan a nuestro alrededor y que pueden ser adorables a la par que diablillos y siempre unos niños.
Supongo que vosotras al igual que yo, os habréis preguntado alguna vez qué hacer con ellos. Hay días que dan ganas de matarlos y trocear su cadáver, para servirlos en una posterior sopa de picadillo; y otros días, en cambio, te hacen rozar el cielo y sentirte la mujer más feliz del mundo. Y es precisamente por esos días, que he decidido publicar esta entrada. Si ellos son felices, nosotras seremos felices. Si, lo habéis adivinado; en realidad lo hago por nosotras.

PASO 1

Por mucho que ellos se crean que son el sexo fuerte,( las cosas por mucho repetirlas no tienen que terminar siendo verdad), no son mas que humanos asustados ante los cambios de la vida. Les asusta que su equipo pierda, les asusta perder pelo, les asusta ganar barriguilla, les asusta quedarse sin cerveza...pues ahí tenemos que estar nosotras tomando las riendas y poniéndolos firmes. Y la firmeza se consigue comprándole zumos, apuntándolo a un gimnasio y bailar semidesnuda delante de ellos a la hora del partido. Para lo del pelo no tengo solución. ¡Lo siento, chicas!...ya veréis como a la larga os agradecerán estos desvelos.

PASO 2

Comprarnos esa lencería maravillosa que cuesta un ojo de la cara y parte del otro. Por supuesto, la compra la cargaremos a cuenta de él. Nosotras nos sacrificamos con esos modelitos imposibles y ellos colaboran con su tarjeta. Las parejas tienen que compartirlo todo. Y al final, los que salen ganando son ellos, que disfrutan de la panorámica que les vamos a ofrecer.





PASO 3

A los hombres se los conquista por el estómago. Pues bien, como los queremos contentos que mejor que ir a los mejores restaurantes de nuestra ciudad y si me apuráis mucho y de verdad queréis hacer felices a vuestros chicos, llevadlos fuera del país. Hay todo un mundo gastronómico fuera de nuestras fronteras.


PASO 4 

Está comprobado que los hombres que saben trabajar con sus manos son unos hombres satisfechos. ¿Habéis oído hablar de algún manitas deprimido? yo tampoco. Pues hagamos las delicias de nuestros muchachotes llevándolos a Ikea y que nos monten un armario para nuestros vestidos. Ellos estarán encantados de poder demostrarnos sus dotes constructoras.
 
 

PASO 5

Ellos, a fin de cuentas son también en el fondo un poco como nosotras. Les gustan los mimos, las caricias, sentirse guapos...y todo ello lo podemos encontrar en un spa maravilloso de un hotel de cinco estrellas. Hay unas sesiones para parejas que son toda una delicia. Vuestro chico, después de una buena exfoliación va a salir encantado y con ganas de repetir. No hay nada que una más a una pareja que un buen masaje y exfoliación conjunta.




Espero que con estos sencillos pasos podáis gozar de un hombre feliz...Lo sé, chicas, a veces tenemos que sacrificarnos un poco, pero todo sea por nuestros amorcitos.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Vecinos





   Mis amigas se habían empeñado en que esa noche tenía que ser especial. ¿Qué tiene de especial cumplir años? Todo el mundo lo hace. A mí cuando era jovencita me hacía ilusión celebrarlo, pero a medida que iban pasando los años las ganas de celebración iban mermando hasta llegar al punto que casi deseaba que esa día pasara desapercibido. Pero no, este año había que celebrarlo por todo lo alto.
- Es un número muy importante en la vida de toda persona.
- Es tan solo un número y tiene la importancia que cada uno quiera darle. En mi caso ninguna.
- Da igual lo que pienses. Ponte unos tacones, el vestido rojo y a quemar la ciudad. A ver si con tanto incendio hacemos que aparezca el cuerpo de bomberos y nos dan un buen meneo con la manguera.
- Que tontaina eres.
La que así  hablaba era mi amiga Berta. Había roto su relación de toda la vida hacía menos de seis meses y estaba pasando por una etapa de locura adolescente. No había fin de semana que no se apuntara a un sarao, y se pasaba la vida convenciéndome para que la acompañara. Yo siempre solía negarme, pero claro, aquella vez se trataba de la celebración de mi cumpleaños y me parecía feo no aparecer.
Y aparecer aparecí por casa casi amaneciendo. Reconozco que la noche había estado muy bien. La cena en el restaurante de moda había sido exquisita. Breve, como en todos estos lugares tan finos, pero de sabores intensos. Y luego seguimos con unas copas y finalmente acabamos en una disco donde pinchaban música de los 80 y acabamos dándolo todo.
Lo primero que hice fue descalzarme e ir al frigo a tomar un vaso de leche. Estaba en la cocina cuando oí unos golpecitos en la puerta principal. Pensé que me lo había imaginado, pues ¿quién a las seis de la mañana llamaría a mi puerta? Sin embargo los volví a escuchar y no me quedó más remedio que acercarme a la puerta y mirar por la mirilla. Allí estaba mi vecino Ángel y otro chico.
- ¿Abro o me hago la dormida? me pregunté a mí misma.
Decidí abrir porque el vecino me caía muy bien y esa misma semana me había ayudado con un problemilla informático.
- Disculpa, pero es que me he dejado la llave dentro y mi hermano, que tiene otro juego, está de vacaciones y llega hoy a eso del mediodía. Y bueno, sé que es abusar pero ¿nos podrías dar cobijo durante unas horas a mi amigo y a mí hasta que podamos ir a casa de mi hermano y recuperar la llave?
Me quedé un poco sorprendida por la petición, y mientras mi lado racional me decía que ni de coña los dejara pasar el resto de la noche en casa, mi parte loca y misionera decidió despertar y gritarme que bien podría empezar la jornada con la buena acción del día.
- Está bien, os podéis quedar en el sofá del comedor. No es muy cómodo pero no tengo ninguna cama libre.
- No te preocupes, en cuanto el bar de abajo abra, nos vamos a desayunar y ya haremos tiempo. Y por cierto, este es mi amigo Andrés. Que nos hemos puesto a hablar y no te lo he presentado.
Andrés era un hombre alto, cercano al 1,90. Musculoso sin ser exagerado y con unos ojos color miel que quedaban estupendos con la sonrisa que le iluminaba la cara.
- Te agradecemos que nos recojas. Hace una noche de perros como para quedarse fuera.
Me lanzó una mirada de las que atraviesan corazas y queman corazones y me sorprendí a mí misma sonriendo con cara de boba y diciendo que no me importaba que pasaran el resto de la noche y el tiempo que necesitaran hasta que pudieran entrar en su casa.
- Eres muy amable; pero es algo que ya intuía. Tu sonrisa cada vez que nos encontramos en las escaleras y tu voz saludándome ya me daba pistas de lo buena chica que eres.
Mientras Ángel me hablaba así, adulándome y acercando sus labios a los míos. Andrés me cogía la cintura desde atrás y me empezaba a besar el cuello.
Aquello se me estaba escapando de las manos. No quería que pensaran que yo era lo que no era, pero aquel juego me gustaba y me dejé hacer. Sin saber muy bien cómo, Andrés metió sus manos por debajo de mi camiseta y empezó a masajeárme las tetas. Me encontré a mí misma gimiendo y volviendo la cabeza para encontrar sus labios y besarlos; mientras, Ángel me bajaba los pantalones, las bragas y  se ponía de rodillas para besar mi sexo. Abrí las piernas para facilitar su labor. Después de saciarse me besó y me encontré saboreándome en sus labios. Mientras él me besaba, Andrés decidió atacar desde atrás y tras jugar sus dedos en mi culo...el despertador sonó y de un manotazo lo tiré al suelo.
No era justo, ahora que me estaba divirtiendo tenía que volver a mi vida gris y anodina. Después de una ducha y un café cargado salí de casa a toda prisa porque iba con el tiempo justo, y justo a tiempo pude chocarme con mi vecino, que volvía de su turno en el curro.
- Disculpa, es que voy como una loca porque no llego a tiempo a la oficina.
- Demasiado estrés en tu vida. Tienes que tomártelo con calma. Un día si quieres quedamos con un amigo que es monitor de yoga y que nos de una clase para relajarnos.
Le miré y sonreí.
- Pues puede ser una buena idea. No se me ocurre nada mejor que una clase de yoga...para relajarnos.