Datos personales

miércoles, 29 de abril de 2020

Librería de guardia




           



   De todos es bien conocido que los tacones no son los mejores amigos de una mujer cuando tiene que escapar a la carrera de las garras de un pesado, en un primer momento, a un psicópata, después de decirle que no estás interesada en su conversación ni en él. Correr descalza por el frío y duro asfalto tampoco mejora las cosas. Lo que sí hizo que empezara a mejorar mi suerte, fue el luminoso que se vislumbraba en un callejón, donde se indicaba que allí había una librería: Librería de guardia. Raro nombre y peor localización no podría imaginar, pero no estaba como para hacer ascos a las sorpresas que te presenta el destino y decidí cruzar el umbral que me separaba de un sádico a un...librero.
   El librero en cuestión era un tipo alto, enjuto, media melena canosa, gafas de pasta, negras , nariz ganchuda y voz cavernosa:
   - ¿De qué o de quién huye?- me preguntó mientras me miraba como se  mira a alguien que entra corriendo a tu local en mitad de la noche y con poca pinta de buscar lectura por no poder dormir.
   - De lo de siempre, el aburrimiento, el pesado de turno, una mala copa...por cierto, ¿me puede dejar su teléfono? el mío se ha quedado sin batería y me gustaría llamar a un taxi.
   - Le sugiero que si quiere huir de todo eso que me ha dicho lo mejor que puede hacer es escoger un libro. Si da con el adecuado puede ir a cualquier lugar, incluso a su casa.
   Me di cuenta que al igual que   Alicia, había topado con mi propio sombrerero loco, pero camuflado de librero. Decidí que lo mejor era salir de allí e intentar llegar a casa por mis propios medios, pero cuando vi a  través del escaparate, que el puñetero  loco me había seguido y andaba rondando por allí, no me pareció tan mala idea agarrar un libro y ponerme a leer. Empezaba así:
                                             "Llamadme Ismael...." 
De repente aparecí en un barco.
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Pero qué es esto?
- Actúa con naturalidad-me dijo  una voz. - Soy tu narrador y te guiaré para que llegues sana y salva a tu destino...más o menos.
- ¿Más o  menos sana y salva o más o menos a mi destino?
   Aquello no  podía estar pasando, y desde luego tendría unas palabras con el camarero que me había servido la última copa. Pero la realidad es que estaba allí y no sabía muy bien por qué.
- Ballena a la vistaaaaaaaa.
NO, eso sí que no. Por nada del mundo iba a dejar que unos palurdos mal vestidos me llamaran ballena, pero la verdad es que ninguno  me miraba a mí. Solo tenían ojos para ella. La ballena asesina.
 
       Continuará.....