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domingo, 2 de octubre de 2016

Otoño de rupturas






   Queridos lectores, de siempre es sabido que después del verano el número de divorcios se dispara. Es normal, de repente tienes que pasar todo el día con esa persona que comparte apartamento contigo, a la que ves en horas contadas debido a la incompatibilidad de horarios y de la que no recuerdas los tics y manías que no soportabas hasta que no te ves en la tesitura de soportarlo las 24 horas del día durante un mes. Y encima en vacaciones, fuera de la casa familiar y lejos de los amigos. Solos tú y esa persona. Suena tétrico y lo es. Lo  mejor es pasar el mal trago cuanto antes y dejar claro que tú te quedas con el piso y él con el coche y con su tortuga. Mascota que nunca terminó de convencerte.
   Pues algo así ha debido pasar en casa de los Jolie-Pitt. De repente se han visto solos, con una tropa de niños de todos los tamaños y colores, en un castillo francés y se han preguntado qué cómo habían llegado hasta allí. Los dos guapos, millonarios y supuestamente comprometidos con todas las causas benéficas habidas y por haber, cosa muy loable, pero la causa que los unió parece que había volado. Me refiero al amor. Porque está muy bien ayudar al prójimo lejano, pero nunca tenemos que olvidarnos del que tenemos al lado y hasta a veces encima o incluso debajo, que yo en cuanto a gustos no me voy a meter; que para eso soy muy permisiva y cada cual en su tálamo puede hacer lo que le venga en gana. Faltaría más!
   El problema viene cuando estas desavenencias se hacen públicas y todos parece que tengamos derecho a opinar. Pero claro, una cosa es tener voz y otra tener voto; y de esto en el PSOE saben mucho. O sino que se lo pregunten a Pedro Sánchez.
 
 
   Pedro I el perdedor ha pasado un verano relativamente tranquilo, dejando que fuera Mariano el que se quemara al sol del incierto gobierno, pero este, que utiliza factor de protección a prueba de fugas radioactivas le ha ganado la batalla. Que otra cosa no, pero los gallegos saben esperar y Rajoy mientras se daba sus paseos matutinos ha dejado que las pirañas socialistas se coman a su propio compañero. Una jugada muy limpia, se supone, porque yo soy, y esta es una opinión muy personal, partidaria de que el PP ha prometido algo, alguna golosina jugosa a los barones sociatas para que de alguna manera le dejen gobernar y todos puedan repartirse el pastel que es España, o ya más bien, el pastelillo, porque no creo que quede mucho de lo que otrora fuera una gran tarta.  
   Ahora solo queda esperar quien se queda con los niños, quien con las propiedades y quien con los ministerios y secretarías más jugosos. Se presenta un otoño calentito y un invierno de quemarse...o de juntarse.