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martes, 27 de septiembre de 2022

Mascotas







   Siempre quise tener una mascota, pero mis padres no estaban por la labor. Para ellos todo eran aspectos negativos: que si olían mal, que si había  que cuidarlos, que si se morían muy pronto y eso nos pondría muy tristes...

   Sé que sus intenciones eran buenas. No querían que sufriéramos el drama de la pérdida de un ser querido siendo demasiado niños, pero la vida es así y hay cosas de las que no te pueden proteger, pues más tarde o más temprano la vida te golpea. Lo que la vida te da el tiempo te lo quita.

   Así pues, cuando pasaron los años y pude por fin independizarme, no tardé mucho en buscarme una mascota.

   Nada más verlo en el local supe que era la compañía perfecta. Su carita dulce, peludete y una mirada inteligente y vivaracha. Lo adopté de inmediato y nunca me he arrepentido de ello.

   Mis amigas lo adoran y les gusta venir a casa y que lo saquemos a pasear. Y también les gusta como prepara el arroz y los gin tonic. Ah, y es de los que baja la tapa una vez usado el inodoro.

¡Es la mascota perfecta!

 

1 comentario:

  1. Me gusta el relato. Te ha quedado muy bien. Sobre todo si lo miras desde el punto de vista de la mascota, me siento identificado. Pero sé que el "peludete" es un chico guapo y entrañable...

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